Es un anillo formado por 5 placas de oro adornadas con piedras preciosas, carneola, amatista, citrinos, perlas, sardónice, vidrios y filigrana de oro. Según la tradición perteneció a Kunibunda quien lo donó a la Catedral de Bamberg, pero solo se sabe que adornaba en los días festivos desde principios del XVIII la reliquia de la cabeza de la emperatriz que había sido canonizada. No hay pruebas de que esta corona del S. XI haya pertenecido a Kunibunda, también podría ser una corona de consagración de las que se colgaban en las iglesias o similar a las utilizadas para adornar estatuas.
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